El niño ya ha nacido, y  será rápidamente atendido por una matrona que además de pesar y medir al bebé, llevará a cabo la valoración de su vitalidad. Llevará a cabo el llamado Test de Apgar. Esta prueba, normalmente, se realiza a los pocos minutos del nacimiento, y se basa en cinco aspectos esenciales del bebé, al que se le puntúa de 0 a 2 en cada uno de ellos, y se obtiene una puntuación final de entre 0 y 10.

Los cinco parámetros esenciales son:

  1. Color de la piel.
  2. Reflejos.
  3. Pulsaciones o frecuencia cardiaca.
  4. Respiración
  5. Tono muscular.

 

Nada más nacer, los bebés suelen alcanzar una puntuación de entre 7 y 10. El test suele repetirse a los 10 y 20 minutos para confirmar los resultados, sobre todo si el niño ha obtenido una puntuación baja, para comprobar que se haya recuperado.

 

Los reflejos del recién nacido serán examinados minuciosamente por ser esenciales para la supervivencia del mismo:

 

  • Sostienen al bebé por las axilas y lo sitúan de manera erguida; él adelantará un pie, como si quisiera iniciar la marcha.
  • Le tocarán los labios, y el bebé abrirá la boca para mamar.
  • Si se golpea la superficie donde se encuentra tumbado el niño, abrirá y agitará los brazos.
  • Si se le toca la palma de las manos o la planta de los pies, el bebé contrae los dedos, como si quisiera agarrar algo.

 

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