Las primeras deposiciones del bebé serán de color verde oscuro tirando a negro, espesas y viscosas. Su nombre es meconio, y se forman en el intestino antes de que nazca el bebé. El meconio suele ser expulsado las primeras 24 a 48 horas de vida, de hecho es necesario que lo haga para eliminar las probabilidades de ictericia o bilirrubina. Las heces del bebé empiezan a variar al pasar unos días teniendo en cuenta la alimentación que reciben, pasando a verdosas y después amarillas.
Generalmente, los bebés defecan después de comer, aunque también puede suceder que pase varios días sin hacerlo, de hecho hay algunos bebés que pueden hacerlo cada 7 días. Lo deseable es que el bebé se alimente primero con leche materna, o de fórmula, por lo que sus heces suelen ser pastosas y de color amarillento, y suelen evacuar desde 4 hasta 5 veces al día. Si las presentes se heces duras es posible que el bebé padezca estreñimiento, lo mismo sucede si el bebé pasa unos días sin defecar.
Hay que tener en cuenta que si los bebés se alimentan de sólidos sus deposiciones son distintas tanto en frecuencia como en color.
Si las deposiciones se presentan con mucosidades o líquidas podría tener irritación del tracto digestivo. También puede tener diarrea si las deposiciones son con mucha frecuencia y líquidas.
Es necesario prestar atención si el bebé presenta defecaciones normales o pasa muchos días sin defecar o sus deposiciones son duras, ya que es posible que haya que acudir al médico. Sin embargo, no hay que preocuparse en exceso.
También hay que cuidar la alimentación, ya que en función de ella van a variar las deposiciones del bebé y también la propia salud del bebé. Los primeros meses se recomienda lactancia materna, al pasar los 6 meses se puede intentar incorporar sólidos.