Algunos bebé se mueven mucho mientras duermen, por lo que en ocasiones, no se sienten cómodo en mini-cunas o en moisés, dado que se golpean con los bordes, y los golpes les despierta. Por ello, aunque te parezca que trasladarlo a la cuna es precipitarse, porque se notará perdido en un lugar tan grande, no será una decisión equivocada. Incluso, puedes delimitar el contorno de la cuna, para que pueda sentirse seguro y protegido con toallas enrolladas. Evita utilizar muñecos alrededor porque podrían caer sobre la cara del bebé, y provocar riesgos de asfixia, y además, acumulan polvo que pudieran desarrollar alergias en el bebé.Asegúrate de que el colchón no sea demasiado blando para evitar que la columna del bebé se hunda.
La mayoría de las cunas que se encuentran en el mercado cumplen los requisitos para su venta. No obstante, debemos asegurarnos de que los barrotes sean verticales y que entre ellos haya una distancia máxima de 7,5 cm para que tu bebé no pueda introducir su cabeza entre ellos. Así mismo, es imprescindible que delimitemos los barrotes con algún protector acolchado o chichonera con intención de que el bebé no pueda introducir sus brazos o piernas sobre ellos y se haga daño, así como para evitar golpes en su cabeza.
Al principio, la almohada no es necesaria, e incluso podría ser perjudicial si el bebé escondiera la cabeza debajo de la misma. Aunque resulte paradójico, podrías utilizar la almohada a los pies del bebé, para evitar de esta manera que se escurra debajo de las sábanas y quede totalmente cubierto por ellas, con el consiguiente riesgo de asfixia.
A medida que crece, podríamos colocar un protector mordedor de la cuna. Existen de plástico o silicona y se colocan en los listones horizontales de la cuna. Son importantes, ya que algunos bebés tienen a morderla pudiéndose hacer daño en las encías, tomar trozos de madera con los que puedan atragantarse o que incluso la pintura les provoque algún tipo de intoxicación.